El Pasaje
El Pasaje es una instalación inmersiva que combina tecnología de un motor de videojuegos con cámaras termales, en una obra que busca reflexionar sobre el lenguaje y el racismo.
En la instalación artística, el espectador se mueve por una sala oscura y se encuentra con personas cuyas voces resultan incomprensibles. La realizadora investiga la posibilidad de trabajar con imágenes de calor y reflejos, y dar voz a lenguas invisibilizadas del norte argentino (qom, quechua, aymara, wichi y guarani), que cuentan una larga historia de violencia y colonización.
Las imágenes infrarrojas y de calor evocan asociaciones con la tecnología militar utilizada por los francotiradores para identificar a los enemigos en territorio desconocido. La abstracción visual hace que sea aparentemente menos traumático para los tiradores eliminar a estos enemigos.
¿Cuál es la diferencia entre estos fantasmas, estas figuras espectrales hechas visibles por el calor, y nuestros propios reflejos de sombra térmica en el espejo?
Cuando los fantasmas del pasado cobran vida, uno tiene la sensación de ser él mismo una imagen fantasma, atrapado en el interior de una cámara, rodeado de ecos.