El Gruppo T se estableció en Milán, Italia en octubre de 1959. Estuvo integrado por los artistas cinéticos Giovanni Anceschi, Davide Boriani, Gianni Colombo y Gabriele Devecchi, a quienes se agregó inmediatamente después de Grazia Varisco. Son considerados uno de los precursores del arte programado y del arte que incluye dispositivos tecnológicos para producir movimiento permanente.

Con el término Miriorama (visiones infinitas), el Grupo T (donde T representa el tiempo) define su propia poética, centrada en la idea de la variación de la imagen en secuencias temporales. Junto con el Gruppo N de Padua, el Grupo T está en el origen del Arte Programado, cuya exhibición debut se realiza en 1962.

El Grupo, que formalmente nunca se disolvió, firmó su último trabajo colectivo en 1968.

De 1960 a 1964, las 14 exposiciones “Miriorama” tuvieron lugar en diferentes lugares. En 1962 en Milán, en la tienda Olivetti, el Grupo T participó, junto con Bruno Munari, Enzo Mari, del Grupo N, en la exposición “Arte programado, arte cinético, obras multiplicadas, trabajo abierto”, promovido por Olivetti por iniciativa de Bruno Munari con texto de Umberto Eco. En el mismo año los artistas realizaron gráficos programados con criterios cibernéticos para el evento “Almanacco literario Bompiani 1962”, dedicado a la civilización de calculadoras electrónicas, editado por Eco y Munari.

En 1961, el Grupo T se une al movimiento internacional que reunió a la vanguardia programada, “Nove Tendencije” (Nuevas Tendencias) en Zagreb, República Checa.

Manifiesto programático Miriorama

“Cada aspecto de la realidad, el color, la forma, la luz, los espacios geométricos y el tiempo astronómico, es el aspecto diferente de relacionarse el ESPACIO-TIEMPO o mejor: diferentes formas de percibir la relación entre ESPACIO y TIEMPO. Por lo tanto, consideramos la realidad como una evolución continua de “fenómenos” que percibimos en “variación“. Dado que una realidad entendida en estos términos ha tomado el lugar en la conciencia del hombre (o solo en su intuición) de una realidad fija e inmutable, vemos en las artes una tendencia a expresar la realidad en sus términos de devenir. Por lo tanto, considerando “la obra” como una “realidad” hecha con los mismos elementos que constituyen esa “realidad que nos rodea”, es necesario que el trabajo en sí mismo cambie constantemente. Con esto no rechazamos la validez de medios como el color, la forma, la luz. etc … pero los redimensionamos colocándolos en la obra en la situación real en la que los reconocemos en realidad, es decir, en una variación continua que es el efecto de su relación mutua “.

Giovanni Anceschi, Davide Boriani, Gianni Colombo, Gabriele De Vecchi, 1959: texto publicado en ocasión de la primera muestra del grupo  “Miriorama 1” en la Galería Pater de Milan en enero de 1960.