John Heartfield
Su nombre real era Helmut Herzfeld. Fue un artista especializado en fotomontaje, conocido por sus obras “antinazi”.
Se vio influenciado por su padre, que era un socialdemócrata, pero que Heartfield descubre que en esa época, “un socialdemócrata era un revolucionario”. También se ve afectado por la efervescencia que expresionistas, cubistas y futuristas introdujeron al arte. Toma una postura muy crítica con la guerra. En 1918, se unió al Partido Comunista y al movimiento artístico Dadá.
Reflexiones sobre el fotomontaje
En algún momento decían que la fotografía representaba la realidad. Pero estaban equivocados. En el fotomontaje se violenta un sistema de representación que se basa en la reproducción de la realidad. El artista tiene como tarea la transposición de la realidad. Con la posibilidad del montaje, la “obra de arte” se transforma esencialmente al admitir en su seno fragmentos de la realidad. Toman un estatus diferente, ya no son un signo de realidad, sino que son realidad.
Según Adorno, la negación de la síntesis es el principio de la creación del montaje. Hay construcción, pero no síntesis en el sentido de unidad de significado. No hay coherencia entre las partes, hay una negación de sentido en general. Pero esa negación de sentido, es una manera de dar sentido. Las partes se emancipan y lo decisivo es la construcción. Tal negación de sentido produce un shock en el receptor: un estímulo para un cambio de conducta, para acabar con la inmanencia estética e iniciar una transformación de la praxis vital de los receptores.
Esto le confiere a la obra un carácter enigmático. La obra sigue teniendo unidad, pero la unidad asume la contradicción. La armonía de las partes ya no constituye el todo de la obra que consiste, ahora, en la conexión contradictoria de partes heterogéneas.
“El viejo lema en el ‘nuevo’ Reich: sangre y hierro.”
“¡Esta es la salvación que traen!”
“Hombrecito pide grandes regalos”.
“El rostro del fascismo”.