Concebidos como órganos mecánicos a principios del siglo XX, interpretaban, sin la ejecución de un músico, las canciones bailables de la época. En el período entre guerras, se desarrolló la producción de estos órganos en Holanda y Bélgica, adaptando su instrumentación a los nuevos estilos de música popular, especialmente el jazz.

Para fines de la década del ’30, los órganos (Dansorgel) del fabricante Decap podían encontrarse en diferentes tamaños en la mayoría de los cafés de Bélgica. Como el sonido de un gramófono no alcanzaba para musicalizar estos lugares llenos de gente, los Dansorgel tomaron su lugar. Las canciones eran “libros” de cartón, con pequeños agujeros calados en ellos, que le indicaban al órgano cuándo y qué nota debía tocar. Cada canción podía ocupar hasta 10 metros de cartón.

De esta manera, el Dansorgel se posiciona como antecesor de la tecnología MIDI, que tiene un clock (metrónomo interno) y a través de datos que recibe, ejecuta los instrumentos. Al mismo tiempo, también es el antecesor de los Djs, ya que en los cafés había una persona dedicada a elegir la música que los Dansorgel tocaban.