“I Can’t Help Myself” fué una exposición  formada por un brazo robótico modificado, de aparente acción hidráulica en el que en su extremo móvil se encontraba una pala.

Ubicado dentro de una vitrina de cristal, éste robot estaba programado para contener/limpiar/arrastrar un liquido muy similar a la sangre que se encontraba en el suelo. Cada pasada, arrastraba el liquido hacia sí, salpicando y manchando la habitación volviendo la tarea, poco efectiva.

Desde el inicio (2016) además de su movimiento principal, también estaba programada con 32 pasos de baile y podía reaccionar a la gente a su alrededor. Con el pasar de los años, estos movimientos se volvieron más deprimentes y erráticos hasta su eventual desconección en 2019.

La gente llegó a sentir compasión por la máquina al punto de viralizarla en redes sociales y registrar cómo se percibía más y más miserable con el correr del tiempo

Esta pieza fué comisionada por el Museo Guggenheim de Manhattan a propósito de una exhibición titulada “Cuentos de Nuestra Era” para abrir dialogos sobre el avance de la tecnología y la industrialización

Los artistas conceptuales Sun Yuan y Peng Yu, sus creadores, dejan la obra abierta a interpretación y afirman que no se trata de simbolismos.