LSD: Dream Emulator
Este videojuego salió a la venta únicamente en Japón para la Sony PlayStation 1 a fines de los 90s. Recién casi dos décadas después de su estreno, ganó popularidad de culto en internet, gracias a la impredecibilidad de su forma de juego y sus misteriosos simbolismos. Está basado en Lovely Sweet Dream, un diario de sueños que Hiroko Nishikawa, una de sus desarrolladoras, llevaba haciendo desde hacía unos 10 años. Fue realizado en conjunto con el artista multimedia Osamu Sato, quien se encargó del concepto y dirección artística del proyecto.
En LSD no hay tutoriales, no hay objetivos, no hay puntuaciones, no hay diálogos, sencillamente es una invitación a la exploración por un mundo virtual de entornos oníricos, colores vibrantes, texturas psicodélicas y vídeos extraños. La experiencia está particionada en Días (haciendo referencia a las entradas del diario) que funcionan como niveles que se van sucediendo. Dentro de cada uno, hay muchos ambientes insólitos que se pueden recorrer caminando o corriendo. A su vez, si quien juega choca contra paredes u objetos, será transportado a otro entorno instantáneamente a través de un sistema llamado “enlaces”.
LSD: Dream Emulator – es uno de los videojuegos más antiguos, que utiliza la Generación Procedural para crear millones de recorridos diferentes.
La “Generación” es la mecánica fundamental de este videojuego. Se utiliza para aleatorizar los contenidos que el jugador puede encontrar y explorar en el juego. Cada generación se forma a partir de todas las decisiones anteriores del jugador. Es como un escenario con toda la información sobre el sueño actual: sus futuros enlaces, la aparición de objetos, la posición actual de las estrellas, las nubes, los soles / lunas en el cielo, la música, las texturas, el resultado gráfico final y el contenido videográfico de los días no jugables.
De esta manera, se posibilita que cada sesión de juego sea única y que existan casi una infinidad de posibilidades.
Pero no toda la rareza del juego está en sus mecánicas, la banda sonora compuesta por el mismo Sato se basa en patrones sonoros más que melodías, y aporta un ambiente de ensueño que refuerza la naturaleza hipnótica del videojuego. Hasta tal punto es crucial el sonido que cuando se editó, el juego iba acompañado de un CD que contiene música de la introducción y de algunas escenas insertadas. Más aún, en una primera edición limitada se incluía un CD adicional con una sola pista de 60 minutos titulado Lucy in the Sky with Dynamites.
A su vez este proyecto, produjo un libro, donde colaboraron más de 60 artistas gráficos, donde cada entrada del diario cuenta con una ilustración, conformando una obra de 196 páginas.
El final del juego sucede al completar el día 365 (un año entero) y dispara una escena de vídeo. Esta muestra una extraña e hipnotizante versión del Hatsuyume, término japonés que refiere al sueño que se produce al comienzo del nuevo año y en base a su contenido presagia la suerte que tendrá el soñador durante dicho año.