Nestor Siré, (Cuba, 1988). Artista visual, trabaja con medios digitales, performance, instalaciones e intervenciones en espacios espécificos.

Commons [La_red-SNET], 2018. Instalación

De su sitio web:

Creo en la necesidad del arte. Considero la práctica del arte dentro del contexto y su capacidad para la reinterpretación de los fenómenos sociales y culturales, como una forma de acción que puede influir activamente en los procesos en los que interviene. Entiendo las posibles limitaciones de pensar que el arte es útil y doy la bienvenida al desafío.

A lo largo de los años, mi interés se ha centrado en la informalidad: formas alternativas de circulación de información, piratería, actividades sociales que se benefician de lagunas legales, economía informal y fenómenos derivados de la creatividad social y el reciclaje. Cuando analizo estas experiencias, presto especial atención a aquellas dinámicas íntimamente relacionadas con la identidad, la memoria y el olvido.

Después de concluir mi investigación, termino el proceso artístico creando algo destinado a involucrarme con el fenómeno que estudié. Podría ser una película, una intervención pública, una instalación o un objeto multimedia. Basado en los principios de la estética relacional, el proyecto resultante que creo debe interactuar con el evento social y los actores involucrados, incluido yo mismo, hasta el punto de alterar su configuración original.

En El Paquete semanal, la artista estadounidense Julia Weist y el artista cubano Nestor Siré exploran estrategias sociales creativas que se han desarrollado en Cuba en ausencia de la conectividad a Internet. Sus proyectos captan y contextualizan el más significativo de estos fenómenos, el Paquete Semanal una colección de medios digitales de 1TB, agregada semanalmente y distribuida por todo el país, a través del intercambio de archivos persona a persona. La distribución de este contenido fuera de línea, en gran parte material de entretenimiento, excluyendo estrictamente la pornografía y la política, tiene sus raíces en los sistemas clandestinos de Cuba que datan de la década de 1970 que desde fines de la década de 2000, se ha convertido en una industria que llega a casi todos los ciudadanos cubanos.