Marshall McLuhan y Barrington Nevitt sugirieron ya en 1972, en su libro Take Today, que con la tecnología electrónica el consumidor podría llegar a ser al mismo tiempo, productor.

El término “prosumidor” es un acrónimo formado por la fusión de las palabras productor y consumidor y fue acuñado en 1980 por el escritor estadounidense Alvin Toffler en su libro The Third Wave.
El autor anticipaba en ese entonces un nuevo modelo de sociedad en el que los consumidores se involucrarían y participarían en la construcción de productos y servicios de forma que llegarían a convertirse en parte activa de su creación.

La idea de prosumo surge así para definir la actividad de consumir lo que uno mismo produce, para beneficio propio o de otro, sin que esto busque necesariamente una compensación monetaria.

Una nueva relación entre productor y consumidor
En los años 80, los consumidores eran concebidos como una masa homogénea. Las relaciones de consumo eran en cierta forma “unilaterales”, el consumidor aún tenía un rol que se podría considerar “pasivo”, no se habia desarrollado en la práctica la idea de que pudiera tener voz.
En la industria, por ejemplo, los esfuerzos se centraban en la producción de nuevos bienes destinados a incentivar el consumo, más que a satisfacer necesidades.
Esto se mantuvo así mientras el mercado era dominado por pocas corporaciones, pero luego comenzó a expandirse.
Tal expansión está directamente ligada a la aparición y viralización de la web y herramientas 2.0 que permiten un acceso a la información más fácil y rápido para gran parte del público. De esta forma, se visibilizan para el consumidor muchas nuevas opciones.
Con el desarrollo de nuevas tecnologías y la web 2.0, abriéndose el mundo de la interactividad y consolidándose una red virtual, quedaron instaladas las condiciones propicias para la consolidación de un nuevo perfil de consumidor: el prosumidor.
Éste abandona ahora la faceta pasiva y genera contenidos, ideas y opiniones que ejercen fuerte influencia en la creación de los productos, o los crea él mismo.

Actualmente podríamos decir que la mayoría de los consumidores han pasado a ser prosumidores.  Al participar expresando opiniones en blogs y foros, o compartiendo material propio o intervenido, a través de las distintas aplicaciones y redes sociales existentes, el usuario se consolida ya como un prosumidor, porque está generando contenido.

Un prosumidor no tiene necesariamente fines lucrativos; se configura como tal en tanto participa en un mundo digital de intercambio de información. Tal es el caso del P2P, redes entre pares o iguales.
Existen en la red infinidad de páginas o tutoriales que se basan en la actividad de los usuarios que realizan ciertas tareas con el fin de impulsar el desarrollo y producción en la web, como es el caso de Wikipedia, cuyos contenidos son generados y editados por los propios usuarios, sin una remuneración a cambio.

En este contexto fueron entonces re-configuradas las relaciones de consumo. En la sociedad de la información, el prosumo se perfila como una opción que permite desarticular determinados circuitos y concebir la circulación de información, bienes y servicios de una forma radicalmente distinta.
De todas formas y entendiendo que el sistema siempre tiende a absorber las nuevas alternativas, las antiguas corporaciones dominantes van a valerse también de esta nueva configuración para dinamizar y mejorar su relación con los antiguos consumidores en beneficio propio, es decir, para aumentar el consumo.