Fisiognomía es una pseudociencia basada en el estudio del rostro y rasgos faciales para determinar las características de una persona (personalidad, carácter, moral o apariencia física). 

En occidente fue ampliamente aceptada en la antigua Grecia, comenzó a perder relevancia en la edad media y retomó popularidad en el siglo XIX, utilizándose para fundamentar teorías racistas, sexistas y de antropología criminal.

En países como China o Japón, la práctica está registrada desde 481 al 221 A.C y no sólo se utiliza para conocer la personalidad o hacer un diagnóstico médico, sino como forma de predecir el futuro o fortuna de una persona. Esto se hace dividiendo el rostro en ‘casas’ (fracciones) asociadas a un determinado aspecto de la vida (carrera, riqueza, popularidad, etc.).

En la actualidad, con la aparición de AI, machine learning y filtros faciales, la fisiognomía está teniendo cierta aceptación nuevamente, con varios estudios publicados sobre potenciales usos para determinar orientación sexual o tendencia criminal.

En 2016 en China, los científicos Xiaolin Wu y Xi Zhang publicaron un estudio donde, a partir de la recolección de 1856 fotos de ID (de las que 730 eran de criminales) proporcionadas a diferentes algoritmos de machine-learning, buscaban poder identificar a los criminales sin pistas adicionales y determinar ciertas características físicas en comunes entre ellos.
Actualmente varios sistemas que utilizan AI y reconocimiento facial están siendo implementados mundialmente con el objetivo de rastrear e identificar “potenciales criminales”. Este tema es altamente controversial porque implica temas referidos a la intimidad de las personas y a las posibles violaciones de derechos humanos por parte de gobiernos e instituciones oficiales.