Durante la década de 1960 , el historiador del cine de vanguardia P. Adams Sitney (USA 1944) identificó una nueva tendencia en el cine de vanguardia y acuñó el término “estructural ” para describirlo. Definido como un cine simplificado en el que se predetermina la forma de toda la película, las películas estructurales son impulsadas por exploraciones formalistas en lugar de contenido narrativo.

En otras palabras, estas obras exploran la naturaleza material de la película como un medio y las distintas fases del proceso de producción. A menudo, es la participación activa de la audiencia en la reflexión sobre la construcción de la película la que constituye la fuerza impulsora detrás de la obra misma.

A menudo categorizada como una emergencia del cine experimental, las películas estructurales están construidas alrededor de un patrón organizacional subyacente o predeterminado marco conceptual. Emplean manipulaciones calculadas de contenido, sugieren rompecabezas perceptuales que están en juego y por lo tanto llaman la atención sobre el proceso de visionado de la película.

Cada película de esta serie se construyó utilizando un sistema predeterminado. Mientras que algunas estructuras son sencillas, como los dos segmentos de espejo presentes en Mnemosyne la madre de musas de Larry Gottheim, otros implican procesos más complejos que escapan la identificación de patrones descifrables, como los algoritmos de computadora que animan las películas de Bart Vegter.

Kurt Kren  y Larry Gottheim utilizan material de archivo personal que transforma la estructura sistemática de sus películas en reflexiones poéticas y aunque las películas de Paul Sharits y Bart Vegter son puramente abstractas, las imágenes se editan para crear  patrones visuales rítmicos que evocan un estado de ánimo de admiración y contemplación.